Arquitectos, intelectuales, escritores, periodistas y pintores quedaron fascinados por la belleza arcaica de las costumbres rurales de Ibiza, un tesoro etnográfico y arquitectónico que había quedado al margen de influencias hasta el siglo XX. Le Corbusier, Erwin Broner, Josep Lluís Sert, Walter Benjamin, Elliot Paul, Raoul Hausmann, Leif Borthen y Laureà Barrau, entre otras figuras, destacaron la belleza y singularidad de una arquitectura rural sabia y concisa que parecía llegada de tiempos remotos y que, como entonces, se nutría de los conocimientos prácticos que pasaban de padres a hijos.
¿Cuál es el origen de la casa tradicional de Ibiza?
Los expertos aún no se ponen de acuerdo en apuntar al origen de la casa rural típica de la isla. Mientras que una corriente apunta a la herencia arquitectónica dejada por las tribus bereberes del norte de África, que ocuparon la isla desde principios del siglo X al año 1235, la otra retrocede hasta la etapa fenicia, al siglo VIII a.C., cuando se introdujo la vivienda de planta rectangular. Ambas opciones relacionan la arquitectura tradicional de Ibiza con las construcciones de Oriente Medio o el norte de África, marcando una diferencia con los planteamientos usados en las islas de Mallorca y Menorca.
Independientemente del punto de partida, la casa rural ibicenca varió escasamente a lo largo de los siglos, hasta la llegada del siglo XIX, cuando la isla se vuelve más permeable a las influencias externas. Durante todo ese tiempo, se construyó usando los materiales que proporcionaba la isla (piedra, arcilla, vigas de sabina, cal…) y manteniendo una estructura básica que permitía adaptar la vivienda a las necesidades del núcleo familiar y a sus posibilidades de crecimiento. Esta estructura por módulos proporciona a la casa típica ibicenca su característica forma cúbica, y le otorga a cada casa una personalidad propia, más allá de la similitud que asoma en una primera mirada.
¿Cómo es una casa típica de Ibiza?
La vivienda rural la construía cada familia, ayudada por los vecinos y amigos. No era un trabajo definitivo, sino que se iba realizando según la familia crecía y necesitaba nuevos espacios para sus miembros y el funcionamiento de la granja. No hay que olvidar que el ibicenco vivía de manera diseminada, y buscaba la máxima autosuficiencia que su terreno le pudiera proporcionar: cultivo de cereales, frutales y vegetales, producción de vino y aceite, elaboración del pan y crianza de animales (cordero, cerdo y gallinas).
Cómo se divide una casa payesa de Ibiza: estancias y habitaciones
- Porxo: la casa se construía en torno a este espacio, elemento característico de la vivienda ibicenca. Esta sala principal, a la que se accede desde la entrada y que siempre se orientaba al sur, hacía las veces de espacio de trabajo y lugar de encuentro, y desde ella se accedía a las demás habitaciones.
- Porxet: si los propietarios de la vivienda eran prósperos, podían llegar a levantar una planta superior y, en ella, el porxet, una balconada habitualmente decorada con tres arcos que se utilizaba como secadero.
- Habitaciones: se iban añadiendo según la familia iba creciendo y las posibilidades económicas de cada momento. Se comunicaban con el porxo o el porxet, a menudo separadas por uno o varios escalones. Estas estancias eran austeras, pues estaban destinadas sólo al descanso nocturno, y tenían un ventanuco, que proporcionaba ventilación y luz a la habitación.
- Cocina: esta estancia era la segunda en importancia en la vivienda, y en ella se encontraba el hogar, con una gran campana, y el horno donde se cocía el pan. Este elemento siempre sobresale de la fachada, rompiendo con sus líneas curvas el trazado cúbico característico de la casa ibicenca.
- Azotea: los tejados planos característicos de la casa ibicenca estaban concebidos para aislar de la humedad el interior de la casa y recoger el agua de lluvia. Para ello, los tejados se construían con fuertes vigas de sabina y capas de tallos muertos de posidonia, tierra y arcilla. Un sistema de drenaje conducía el agua de la lluvia hasta una cisterna.
- Otros elementos: según las posibilidades de la familia, la casa de campo tradicional ibicenca también contaba con pozo, varios corrales, almacenes, un trull (almazara) donde producir el preciado aceite de oliva o incluso una torre donde protegerse en caso de un ataque de piratas berberiscos.
Visitar una casa tradicional de Ibiza
Hacer una ruta en coche por los campos del noroeste y norte de Ibiza permite descubrir algunos excepcionales ejemplos de casas payesas de los siglos XVII y XVIII asomando en el paisaje. Pero para conocer cómo era una casa payesa tradicional por dentro, visita estas dos antiguas viviendas situadas a pocos minutos en coche de Hotel Ánfora: Can Ros y Es Trull de Ca n’Andreu. Puedes sumar esta visita a un día de playa o aprovechar para descubrirlos haciendo la Ruta Cultural por Santa Eulària des Riu.
Can Ros
Situada en Santa Eulària des Riu, próxima a la iglesia del Puig de Missa, alberga en su interior el Museo de Etnografía de Ibiza. En esta casa payesa de más de 300 años de antigüedad declarada Bien de Interés Cultural podrás ver el porxo, la cocina, la bodega, la almazara, el pozo, la cisterna y, en la planta superior, las cases de dormir (habitaciones) y el porxet. Además, el museo exhibe una interesante muestra de indumentaria, joyería, objetos domésticos, utensilios de trabajo, instrumentos musicales, armas y otros objetos.
Ca n’Andreu des Trull
Documentado desde 1730, esta casa payesa de Ibiza abierta al público mantiene la distribución tradicional: el porxo, la cocina, el trull (la almazara), la casa de jeure de baix (el dormitorio de abajo), las cases de jeure de dalt (los dormitorios de arriba), la despensa (llamada la casa de la matança), los corrales, el tancat o patio, la era y el aljibe. También se exhiben otros elementos propios de la vida rural ibicenca de antaño, como un horno de cal, una noria y una carbonera para la obtención del carbón. Tras la reciente reapertura, puedes visitar Es Trull de Ca n’Andreu de martes a sábado, de 10 a 13 h y de 17 a 20 h. ¡Seguro que te resultará de gran interés!
Foto principal: © NC / Isla Elefanta