Tras la huella fenicia en Ibiza: los dioses
Seguirle la pista a los dioses que se adoraron en la isla no resulta sencillo, pues apenas hay referencias en los textos clásicos y el trabajo de investigación se ha de basar en los testimonios que han sobrevivido en monedas, figuritas y tablillas. De entre todos estos restos arqueológicos, la que más información ha facilitado es la tablilla de bronce hallada en 1907 en la cueva de Es Culleram, un santuario púnico situado en las proximidades de Cala Sant Vicent que fue lugar del culto el el siglo I a.C. Gracias a esta pieza y otras referencias halladas en los yacimientos púnico-fenicios de la isla, se conocen los dioses adorados en Ibosim.
La diosa Tanit
Tanit era la principal deidad femenina en la colonia fenicia de Cartago (Túnez) y también lo fue en Ibiza. Se asocia con la fertilidad, la protección y la guerra y sus atributos son la paloma, la granada y el león. Su culto alcanzó un notable desarrollo en Ibiza, tal y como demuestran los hallazgos arqueológicos de la cueva de Es Culleram, que además de la tablilla también incluían gran cantidad de objetos votivos, como estatuillas de terracota que representaban a Tanit, amuletos, restos de cerámicas y elementos rituales. Estos hallazgos confirmaron la importancia del culto a Tanit en Ibiza durante el periodo púnico. La elección de una cueva como santuario no era casual: en muchas culturas mediterráneas, las grutas se consideraban portales al mundo espiritual.
En la actualidad, Tanit sigue siendo un símbolo de la identidad de la isla. Su influencia trasciende el pasado púnico, y su figura se ha integrado en la cultura popular contemporánea. Desde joyas inspiradas en su iconografía hasta referencias en el arte y la música local, Tanit parece mantenerse como un espíritu protector de Ibiza.
Busto de la diosa Tanit expuesto en el museo de la Necrópolis del Puig des Molins, en Ibiza. © Turisme d'Eivissa
El dios Melqart
Esta deidad, que también aparece mencionada en la tablilla de Es Culleram, es un dios marino protector de los navegantes y el comercio. Su presencia en la cueva de Es Culleram no es casual, pues se encontraría junto al puerto natural de Cala Sant Vicent.
El dios Bes
Fundada en el siglo VII a.C., la ciudad de Ibiza fue establecida por los fenicios como un punto estratégico en sus rutas comerciales por el Mediterráneo. La llamaron Ibosim, en honor al dios Bes, una deidad protectora asociada con la fertilidad, la música y la danza. En la iconografía fenicia, Bes era representado como un enano de aspecto peculiar, barbudo, con piernas cortas y arqueadas, un penacho de plumas sobre la cabeza y una serpiente en la mano. Símbolo de protección contra los malos espíritus, su culto tuvo una gran importancia en Ibiza, y su imagen apareció en monedas y amuletos encontrados en la isla.
La diosa Deméter
En Ibiza se ha hallado frecuentemente representaciones de esta divinidad que a menudo se ha confundido con Tanit. Sus atributos son la granada, la antorcha y el cerdo, tal y como se aprecia en las numerosas terracotas que se encontraron en la necrópolis púnico-fenicia de Puig des Molins, la mayor del Mediterráneo Occidental.
Otros cultos en la Ibiza fenicia
Además de las deidas antes mencionadas, la tablilla de Es Culleram y otras piezas arqueológicas también dan a entender que también recibieron culto otros dioses y espíritus fenicios, como Eshmun, protector de la salud; Resef, un dios guerrero cuyos símbolos son el hacha, la lanza y el escudo; y Baal-Hammon, el dios supremo del panteón cartaginés cuyo símbolo del toro aparece en monedas encontradas en la isla.
El dios Bes.
Ruta fenicia por Ibiza: los yacimientos
Si quieres seguirle los pasos a los fenicios, estos son los yacimientos arqueológicos que debes incluir en tus rutas por la isla. Dos de ellos, la Necrópolis de Puig des Molins y el yacimiento fenicio de Sa Caleta, están declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO junto a Dalt Vila y la pradera de posidonia oceánica que se extiende entre Ibiza y Formentera.
Necrópolis púnico-fenicia de Puig des Molins
Los fenicios creían en la vida después de la muerte, lo que se refleja en sus elaborados ritos funerarios. Uno de los yacimientos más destacados de este periodo es la Necrópolis del Puig des Molins, el mayor cementerio fenicio-púnico del Mediterráneo, con más de 3.000 tumbas e hipogeos. Podrás visitar varias de ellas y visitar el museo, con una colección de objetos funerarios, como amuletos, joyas y cerámicas.
La necrópolis era el cementerio del principal asentamiento fenicio en la isla, ubicado en la actual Dalt Vila. Desde esta posición estratégica, los fenicios controlaban el comercio de sal, cerámica, metales y otros bienes. Las casas estaban organizadas en torno a patios centrales y eran de una arquitectura sencilla pero funcional.
Yacimiento arqueológico de Sa Caleta
Otro punto clave es Sa Caleta, un antiguo asentamiento fenicio ubicado entre la playa de Es Bol Nou y el puerto natural de Sa Caleta, del que recibe el nombre actual. Los restos de este yacimiento arqueológico han permitido estimar que fue un núcleo poblacional de gran tamaño levantado en el siglo VIII a.C. que pudo se habitado tan sólo durante medio siglo y en el cual los fenicios levantaron hornos comunales, hornos metalúrgicos y almacenes.
Yacimiento arqueológico de Ses Païsses de Cala d’Hort
Este otro enclave ofrece una ventana más al pasado fenicio-púnico de la isla. Situado en el suroeste, cerca de la hermosa Cala d’Hort, Ses Païsses de Cala d’Hort fue un asentamiento ocupado entre los siglos V a.C. y VIII d.C., durante los periodos fenicio-púnico, romano y bizantino. Su ubicación estratégica en una colina con vistas al mar proporcionaba tanto protección como una posición privilegiada para controlar las rutas marítimas y el comercio, especialmente de productos como la sal, que fue una de las principales riquezas de Ibiza. Del pasado fenicio, se conservan restos de una necrópolis púnica compuesta por veinte hipogeos. En las excavaciones se encontraron numerosas piezas de ajuar de cerámica púnico-ebusitana,
Uno de los hipogeos de la Necrópolis de Puig des Molins. © MACE
El legado fenicio en el paisaje: la casa payesa
Cuando recorras Ibiza por sus carreteras secundarias y senderos podrás apreciar numerosos ejemplos de la vivienda campesina tradicional de Ibiza, uno de los elementos emblemáticos del paisaje rural de la isla. Aunque su forma actual es el resultado de siglos de evolución y la influencia de diversas culturas, tal y como os contamos en nuestro anterior artículo sobre la casa payesa de Ibiza, la herencia fenicia juega un papel importante en su diseño y funcionalidad. Esta influencia se percibe especialmente en la organización espacial y la adaptación al entorno mediterráneo.
La casa payesa, como las construcciones fenicias, se organiza de manera modular, con estancias que se añaden según las necesidades de la familia a partir de una planta rectangular. Esta flexibilidad es típica de la arquitectura fenicia, que diseñaba los espacios para ser funcionales y adaptarse al crecimiento de los habitantes. Esta forma de construcción permitió que las casas crecieran de forma orgánica, partiendo de un núcleo central (normalmente el hogar o la cocina) y expandiéndose con nuevas habitaciones y almacenes. Tiene también gruesos muros, ventanas pequeñas y techos planos, construidos con madera de sabina, una técnica fenicia que se utilizaba para construir techos planos y resistentes, en donde a menudo se secaban productos agrícolas.
La influencia fenicia en la casa payesa fue transformándose a través del tiempo y la interacción con otras culturas que pasaron por la isla, como los cartagineses, romanos, árabes y catalanes. Cada uno de estos pueblos aportó algo nuevo, pero la base pragmática y climática, introducida por los fenicios, perduró.
La casa payesa, como las construcciones fenicias, se organiza de manera modular. © Consell d'Eivissa
Foto principal: Recreación de un busto de la diosa Tanit. Pixabay